Fumar durante el embarazo está totalmente contraindicado, ya que el fumar es un riesgo para eventos adversos tanto maternos, fetales como para el recién nacido, con la ventaja que es un factor modificable al 100%.
El tabaquismo causa disminución de la cantidad de oxígeno que llega al feto por el cordón umbilical, todo secundario a daño a la placenta, lo cual puede provocar alteraciones en el desarrollo. Además, está demostrado que más allá de la falta de oxigenación, el tabaquismo pone al feto en contacto con más de 2500 toxinas como nicotina, amonio, hidrocarburos y cianuro, así como otros 4000 químicos que pueden causar daño directo al material genético del bebé.
En las mujeres que fuman activa como pasivamente (están cerca de un fumador) durante el embarazo, ocurren más efectos adversos como perdidas por un aborto (20% mayor riesgo), un mayor riesgo de muerte fetal dentro del útero (50% mayor riesgo), ruptura prematura de membranas, con un riesgo 2 a 5 veces más que una mujer que no fuma, desprendimiento prematuro de placenta con 3.5 veces mayor riesgo, doble riesgo de parto pretérmino antes de las 32 semanas de embarazo y 1 a 3.5 veces más riesgo de bajo peso al nacer, además de doble de riesgo de muerte súbita en recién nacidos conservando ese riesgo hasta el año de edad del bebé.
También hay hallazgos de relación entre tabaquismo materno durante el embarazo con mayor riesgo de alteraciones de la conducta en niños y mayor riesgo de dependencia a drogas en niñas adolescentes, así como un 60% mayor riesgo de que tu hijo padezca déficit de atención e hiperactividad. Por todo lo anterior entonces está claro que NO puedes fumar durante el embarazo y es mejor dejar de hacerlo mínimo 3 meses previos a embarazarte.